CARAVIA LA BAJA RECUPERA LA FIESTA DEL ROSARIO


Por María Gallardo Alonso

             

    El pasado 19 de octubre celebramos en la Parroquia de Santiago Apóstol de Caravia Baja la fiesta de Nuestra Señora del Rosario, recuperando con enorme ilusión tradiciones que habían quedado en silencio durante años.

Foto de Fernando Garate

   
 La misa contó con la participación de la Coral Asturiana de Gijón, que nos regaló una emotiva Ceremonia Religiosa en latín y, después, un pequeño concierto con fragmentos de conocidas zarzuelas que llenaron el templo de emoción y recuerdos. Momento entrañable es siempre la procesión del ramo, preparado con dedicación por los miembros de la Asociación. En esta ocasión, la imagen de la Virgen fue portada por mujeres durante el recorrido.

    Tras la celebración y el momento musical, los vecinos estaban convocados a una comida muy especial, una tradición de muchos años que por diversos motivos se había visto interrumpida, pero que todos ansiábamos recuperar. Gracias al esfuerzo y trabajo de los miembros de la Asociación Santiago Apóstol de Caravia Baja, los asistentes encontraron largas mesas dispuestas en la carpa instalada en la pista junto a la iglesia de Caravia Baja. 


 
    Cada mesa, decorada con flores y plantas otoñales, lucía carteles pintados a mano que indicaban los lugares destinados a los vecinos de cada barrio de Caravia, un gesto que aportó calidez y sentido de pertenencia.



Foto de Fernando Garate
    El menú —preparado por tres expertos paelleros— consistió en unos sabrosos entrantes seguidos de una espléndida paella de marisco que conquistó a todos los presentes. Sidra, vino y, como nopodía faltar, el postre, acompañado de un buen café pusieron el broche perfecto a una sobremesa llena de conversación, risas y reencuentros.




  


  La tarde alguna sorpresa: hinchables para los más pequeños y la actuación de solista Belén Rodríguez, con raíces caravienses (nieta de Urbano el de Valle y La Mariñana) y ganadora de “OP Siglo XXI” de la TPA, quien amenizó la sobremesa con su talento y cercanía. Sus canciones de siempre animaron a todos a bailar. Los más valientes fueron quienes rompieron el hielo, y poco a poco más personas se fueron sumando. Así, los más atrevidos salieron a la pista, evocando aquellas fiestas de antaño que marcaban la vida social del pueblo.


    En resumen, objetivo cumplido: una jornada de hermandad y convivencia, en la que los vecinos revivieron las celebraciones de su juventud y donde los más mayores recordaron esos momentos que eran, casi exclusivamente, su lugar de diversión, encuentro y amistad con los pueblos cercanos.

    Una fiesta que reafirmó la importancia de mantener viva la concordia y la fraternidad en nuestro pequeño municipio.

 

    Los miembros de esta recién estrenada Comisión de Fiestas se sienten profundamente orgullosos de la acogida recibida por tantos caravienses. Han puesto todo su esfuerzo y cariño para que todo saliera lo mejor posible. Gracias, de corazón, a todas las personas que les han ayudado y colaborado —que han sido muchas—. Ojalá todos estos valores que hoy recuperamos permanezcan vivos durante mucho, mucho tiempo.

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